Los celos se caracterizan por miedo a perder el afecto de las personas que más quieren (padres o cuidadores principales) y dejar de ocupar un lugar prioritario en sus vidas por la llegada de los hermanos
El nacimiento de un nuevo hermano puedo ser vivido con mucha ilusión, alegría y ganas. Sin embargo, muchos niños que hasta entonces habían sido los únicos de la casa, no lo viven demasiado bien ya que experimentan celos intensos hacia el recién nacido. Este sentimiento de persistentes celos que siente el hermano mayor hacia el hermano recién nacido se conoce como el “síndrome del príncipe destronado”. Si te interesa saber qué son los celos, cómo se manifiestan en los niños y cómo pueden actuar los padres ante esta situación, te recomendamos que continúes leyendo.
¿QUÉ SON LOS CELOS?
Los celos se caracterizan por miedo a perder el afecto de las personas que más quieren (padres o cuidadores principales) y dejar de ocupar un lugar prioritario en sus vidas, sintiendo que prefieren a una tercera persona en lugar de a ella. Implican una experiencia subjetiva de malestar emocional y frustración independientemente de los hechos que los provoquen y los perpetúen.
Los celos suelen llevar implícitos procesos de distorsión negativa de la realidad, cursando con envidia y resentimiento hacia la persona que se percibe como un rival e invasor del espacio afectivo. Además, pueden afectar a la autoestima del niño, acompañándose de cuadros de ansiedad, depresión o conductas no adaptativas como se exponen más adelante.
En todo caso, debemos de tener en cuenta que los celos son un sentimiento que todos podemos experimentar en cualquier tipo de relación. Es una reacción natural y propia de la nueva situación debido al sufrimiento que pueden experimentar los niños por los cambios que se están dando: cambio en la dinámica familiar, cambio en el tiempo que le dedican y cambio en la atención que recibe. Por tanto, los celos entre hermanos pueden ser normales, a menos que sean excesivos, que el niño comience a mostrar cambios de comportamiento o que estén interfiriendo mucho en su vida.
¿CÓMO SE MANIFIESTAN LOS CELOS ENTRE HERMANOS?
- Conductas externalizantes disruptivas y agresivas hacia el hermano incluso hacia los padres.
- Ignorando al hermano actuando como si no existiera.
- Cambios de humor no justificados: lloran, se enfadan, gritan… y tristeza acompañada de manifestaciones verbales de no sentirse suficientemente queridos.
- Alteraciones en el apetito y sueño no presentes hasta la llegado del hermano. Por ejemplo, quieren que sus padres le den otra vez de comer cuando ya había aprendido a comer solo o se hacen pipi en la cama cuando ya habían sido capaces de controlar los esfínteres.
- Intentos de llamar la atención de los padres a través de distintas conductas: cambios de juegos (volviendo a juegos más infantiles donde dependen de los adultos para que les ayuden y presenten atención); conductas regresivas (lenguaje más infantil con presencia de gestos inmaduros como chuparse el dedo) o verbalizaciones negativas (“desde que nació ya no me queréis igual, queréis más al bebé”).
- Negar constantemente los errores propios y culpabilizar a los otros de sus problemas o actitudes (en especial al hermano objeto de celos).
- Quejas psicosomáticas: dolores de tripa, de cabeza…
ORIENTACIONES Y ESTRATEGIAS GENERALES PARA MINIMIZAR LOS CELOS:
- Empatizar con el malestar que está sintiendo el hijo mayor. Es importante que seamos conscientes que las conductas que está expresando el niño son de malestar por el miedo de ser olvidado o menos querido por las personas que más quiere en el mundo (sus padres o cuidadores). Por eso, es imprescindible que les sienta disponibles y como un apoyo donde pueda expresar sus miedos y motivos de malestar, sin ser rechazado o recriminado por ellos.
- Equilibrio en la interacción afectiva con todos los hijos. Es importante dedicar tiempos de exclusividad al hermano mayor y hacer actividades “de mayores” que le gusten para para que le diferencien del nuevo hermanito. En esta línea, suele resultar eficaz darle algún privilegio por ser el mayor; por ejemplo, dejar que se acueste media hora más tarde que el hermano pequeño o llevar a cabo ciertas actividades sin el hermano.
- No hacer comparaciones entre hermanos. Es decir, no utilizar al otro como medida “tu hermano es más ordenado que tú”. Lo que se quiere fomentar es la colaboración y premiarla a ambos “poder jugar cuando lleguen a un acuerdo y hagan las paces” y ayudarles a buscar soluciones: ¿qué podéis hacer para solucionarlo o llegar a un acuerdo? Darles tiempo para resolverlo y dar alternativas si no se les ocurre ninguna estrategia.
- Pasar tiempos en familia. Aumentar el tiempo de actividades agradables y de juegos en familia es fundamental para mejorar la relación y la comunicación.
- Darle protagonismo en la crianza del hermanito. Podemos involucrarle en tareas para que ayude con algunos cuidados (adaptados a su edad) del bebé. De esta manera, va a compartir tiempo con sus padres y va a sentir la importancia de su ayuda para la familia.
- No dejar al hermano mayor en un segundo plano, es decir, evitar cada vez que pida ayuda contestarle con frases del estilo “espera un poco que estoy atendiendo al hermano pequeño” o “hijo ya sabes que a esta hora no puedo ayudarte que estoy con el bebé”, ya que se sentirá desplazado e inferior. En su lugar, es preferible decirle algo del estilo “ahora voy cariño, dame 5 minutos y estoy contigo”. Por tanto, los padres deben tener cuidado en la forma en la que dicen las cosas ya que tiene un impacto enorme en los niños.
- En presencia de conductas celosas, se puede aplicar la evitación, técnica conductual que consiste en retirar la atención a la conducta no deseada del niño (NO retirársela al niño), siendo capaces de dársela contingentemente a las conductas deseadas o positivas.
Por supuesto, si consideras que los celos de tu hijo/a son excesivos y lo estáis pasando mal, puedes consultar con un psicólogo infanto-juvenil de Actúa Psicología para que, con ayuda profesional, podáis reconducir la situación y mejorar el bienestar y calidad de vida de toda la familia. Recuerda: la 1ª consulta es gratuita. Ponte en contacto con nosotros, queremos escucharte y ayudarte.
Artículo escrito por Paula Díaz del Equipo Actúa Psicología.