La culpa, ese gran sentimiento que a muchos de nosotros nos persigue constantemente. Por lo general entendemos que la culpa es un sentimiento negativo que nos hace sufrir, pero ¿qué pasaría si probamos a ver el lado bueno de esta emoción? El sentimiento negativo de la culpa tiene un lado bueno y es que nos ayuda a reflexionar y buscar soluciones para reparar el daño que hemos podido hacer a otra persona. Si no existiera la culpa no podríamos saber cuándo hemos dañado a alguien, no existiría la empatía y nos costaría más cambiar aquellas acciones o comportamientos que hieren al que tenemos al lado.
La culpa hace que nos quedemos anclados en el pasado y que por lo tanto no disfrutemos del presente, estamos pendientes constantemente del retrovisor de nuestra vida echando la vista atrás hacia aquello que podría haber hecho y no hice, hacia aquello que no he logrado o hacia el daño que he podido causar debido a un error. La culpa nos quita mucha energía y por tanto nos inmoviliza hacia el cambio quedando atrapados en una espiral de remordimiento en la que por más que queramos, no podemos cambiar nada del pasado. ¿Entonces la culpa sirve realmente para algo? Claro que sí, efectivamente el pasado no lo podemos cambiar, pero si podemos aprender de él y analizar nuestros errores para actuar en consecuencia. Utilicemos la culpa como método de aprendizaje.
¿Qué pasos podemos seguir para combatir estos sentimientos de culpa que tanto me hacen sufrir?
- Reconoce que te has equivocado. No pasa nada, no somos perfectos y cometemos errores. “Me equivoqué cuando dije…e hice daño a X”.
- No te justifiques. Simplemente reconoce lo que ha pasado.
- Pide perdón. Intenta hacerlo de la manera más sincera posible y si puede ser de una manera en la que la persona pueda percibir tu tono de voz o tu mirada.
- Repara el daño. Se trata de ir más allá del perdón y tener un detalle con la persona que ha sufrido el daño.
- Párate a reflexionar qué te hizo actuar así. De esta forma conseguirás preverlo la próxima vez y te permitirá anticiparte a ello.
- Perdónate. No es cuestión de estar machacándote constantemente por el error que se ha cometido. Si has seguido todos estos pasos, tú ya has hecho todo lo que está en tu mano, lo correcto y no eres responsable de la decisión que tome la otra persona.
La culpa no es buena cuando la empleamos para machacarnos toda la vida, sin embargo, si la acogemos a modo de aprendizaje del pasado y la utilizamos para aprender de nuestros errores, estaremos enmendado errores del futuro y esto nos ayudará a ser más empáticos con nosotros mismo y con los demás.
En Actúa Psicología te ayudamos a dar los primeros pasos para ver con otros ojos al sentimiento de culpa, no dudes en contactar con nuestro equipo si crees que puedes necesitar nuestra ayuda.